El Poeta
El parral, los parrales que visité de niño, aquellas uvas
que degusté me embriagaron a tal punto, que no puedo
olvidar esos años infantiles en el pueblo alpujarreño
de Dalias. Comarca chica de días con bicicleta
y lápiz y cuaderno, y chicos corriendo cuesta abajo,
tras de un sueño. Los inmensos ojos negros de mi prima
María Luisa, esos cabellos de gitana largos como un río,
el caminar sensual, que conjugaron mi sexual sentir primero.
Ha llovido mucho desde entonces; lluvias mansas y aguerridas
sobre los cuerpos desnudos y alrededor de las hogueras.
¡Tengo que contarlo! ¡Lean estas palabras de amor!

Ahora, cuando sonrío a la muchacha amada, el mar se complace
con los brazos que extiendo, con el beso que doy, con la verdad que expreso.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 28 de diciembre de 2013