El Poeta
El parral, los parrales que visité de niño, aquellas uvas
que degusté me embriagaron a tal punto, que no puedo
olvidar esos años infantiles en el pueblo alpujarreño
de Dalias. Comarca chica de días con bicicleta
y lápiz y cuaderno, y chicos corriendo cuesta abajo,
tras de un sueño. Los inmensos ojos negros de mi prima
María Luisa, esos cabellos de gitana largos como un río,
el caminar sensual, que conjugaron mi sexual sentir primero.
Ha llovido mucho desde entonces; lluvias mansas y aguerridas
sobre los cuerpos desnudos y alrededor de las hogueras.
¡Tengo que contarlo! ¡Lean estas palabras de amor!

Ahora, cuando sonrío a la muchacha amada, el mar se complace
con los brazos que extiendo, con el beso que doy, con la verdad que expreso.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 28 de diciembre de 2013
Met(a)forismo

<No vomites sobre el papel en blanco, no es abismo ni asidero. Poséelo, te pertenece; le pertenece a tu palabra, que por tu mano se imprime y por tu boca se habla>.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 24 de octubre de 2013

Después de amar, amor, queda tu semblante
desnudo. Y destella mi sangre a lomos de la brisa.
Los blancos jinetes del sueño sobrevuelan
tus senos, y es tu sexo una mariposa cercana
a la luz que abisman los geranios.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 24 de octubre de 2013
¿Quién era Albertina? Su nombre
estaba caligrafiado en un papel
desgranado como una fruta otoñal.
Yo pienso en Lola y Tania, en ti.
Cada mujer es una geografía.
Yo pienso en ti a cada rato,
mientras una brisa a ras de suelo
caligrafía el paisaje del mismo modo,
que el nombre de Albertina sobre el papel
sepia de muchos años atrás seguramente.
¿De dónde habrán venido tus sílabas?
Albertina y la lluvia. Albertina y las rarezas
cotidianas. Yo pienso en ti a cada rato; tú,
que no eres ni Lola, ni Tania ni Albertina.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 3 de octubre de 2013
Agregar una mujer al paisaje -barro encinta-,
agregar un hombre a la calle, despojarlos
de cuanto en ellos es derrota y cansancio.
¿Acaso no es necesario acercarse a la alegría
desde todos lados? Cuanto hay de vida
en ellos es sencillamente vida, y aunque
cuentan con la muerte, esa impenetrable
astuta, han aprendido a caminar. Una mujer
y un hombre, sin abismos ni cláusulas
de seguros, ahí mismo donde el aire, donde
la luz, frente al sol íntimo, no son nada
y sin embargo, con los meses y los años
que trascurren, ellos se amanecen cada día,
se mezclan, se entrelazan... Agregar
mujeres y hombres al paisaje es como estar
en medio de una torrentera de voces, una cascada
de palabras; son muchos los gestos, muchas las miradas,
una sinfonía que corteja los espacios, el deseo de ser
                                                                                       frente a la nada.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 3 de octubre de 2013
En el cuenco aromado de tu noche, donde descubro
el cielo maduro de tus sílabas, tu nombre redondo
y fugaz, porque la oscura claridad se acaba
y viene el alba despertando las sienes, y abrimos
los ojos y estamos desnudos. Habito tu corazón
de sándalo para después partir a no sé dónde,
donde el vacío es una blanca certeza amarrada
a la vida, pero yo hablo con mis huesos pares,
con el estremecimiento de mi carne en el cuenco
                                                                                aromado de tu noche.


Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 10 de septiembre de 2013
¿Qué es, dime, esa otra faz oscureciente
venida de tan lejos, que ciega y oculta
el mejor de los semblantes? Si no es la noche,
ni la sombra, ¿qué, quién entonces? O quizá,
se halle a la vuelta de la esquina, junto
a los mismísimos hombros que soportan mi cabeza.
No sé si en las manos del aire, acariciando
los pómulos, hay tacto sutil que lo nombre y lo revele.
Mas ya sé, ya sabemos; no queramos guardar silencio
sin embargo, a pesar de la mínima arena que soporta
un dedal, espacio suficiente, materia suficiente
para darnos cuenta de qué, de quién declara finito
esta desiderata con sangre, que propone no más vivirse.

¿Podrías volver a ver en mi rostro la luz
de aquellos años, o luz de los años por venir?

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 4 de julio de 2013

No pude ver la sombra de mi cuerpo porque la luz
quemaba la luz, y me quedé suspendido de un hilo
de sal hacia abajo, y la tierra mordía mis cabellos
o mordía mis sienes. Y fue que la luz desapareció
de pronto -todo oscuridad ya en un instante-, se refugió
en lo profundo de un río porque allí (corriente de las aguas,
torrentera de claridad), estaría yo buscando el caliente corazón
                                                                                                      de mis sueños.


Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 30 de julio de 2013
BOCETO PARA UNA NOCHE DE SEPTIEMBRE

Para un boceto de una noche de septiembre,
será imprescindible algo de sal marina, al menos 
una ola, un roquedal frutecido, y un eclipse
imperfecto. Después sólo bastará tumbarse
sobre la arena boca arriba y esperar, que el levante
nos lleve mar adentro hasta otras costas, lejanas costas,
desde donde ver con distancia un boceto, para una noche
                                                                                             de septiembre.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 30 de julio de 2013
Es imprecisa la rueda de los días,
girando girándula
de cielos,
                y de oscuros
                                     y salobres
en los salones del pecho,
en los ventanales de la frente,
en la cuenca abrigada de los ojos,
en tus manos y en las mías.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 31 de julio de 2013
<<Aquella poesía que comporta un especial sentido lúdico de la belleza, se encuentra raras veces; cuando se halla, sentimos un especial regocijo, sobre todo si se da en nuestra propia obra. Es necesaria cierta gracia y ligereza las más de las veces>>.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 29 de julio de 2013
<<Los poetas, como las aves, alzan el vuelo, pero a veces, como criaturas del infierno, horadan la tierra>>.

Málaga, a 28 de julio de 2013

Francisco Aranda Cadenas

<<La poesía es al paladar de las almas sensibles, lo que la medicina es al cuerpo enfermo>>.

<<Los jóvenes poetas comienzan imitando a sus pares, para después conseguir un estilo propio y definido>>.


<<Desembarazarse de los dioses de los sumos sacerdotes de la poesía, desmitificar a esos poetas estirados, que consideran que su poética es gracia y fin, llevará al poeta a encontrar su propia palabra precisa y preciosa>>.

Málaga, a 28 de julio de 2013
<<De la absurdidad de ciertas cotidianeidades puede llegar a salvarnos la poesía, o la propia poética individual; no obstante, hay que tener ojo avizor y disponer al espíritu para ello>>.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 28 de julio de 2013
<<Poesía y filosofía en más de una ocasión se tienden la mano. Existen versos filosóficos Antonio (Machado sin ir más lejos), y filosofía con tintes poéticos (veánse, por ejemplo Nietzsche y María Zambrano). Unamuno decía de ambos géneros, que si no eran hermanas eran primas hermanas. El poeta y el filósofo, a mi entender, se distinguen sin embargo en que, mientras uno busca la belleza de la verdad (a ser posible interrogando, como dejando abierto el discurso), el filósofo busca la verdad  más hermosa o terrible>>.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 23 de julio de 2013


<<El poeta, a modo de Ave Fénix, renace de sus cenizas. El poema lo ha dejado exhausto en su singular bajada al Hades. Cada verso es un incendio del alma, una cópula con lo más incierto de su espíritu>>.

Málaga, a 28 de julio de 2013
<<Si el poeta pudiera contemplar su discurso caleidoscópicamente, a buen seguro eligiría las palabras más adecuadas para su poética, pero mucho me temo que no son sino las musas o los espíritus quienes guían su mano, o bien con la estilográfica o bien con el teclado, ¿qué si no?>>.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 27 de julio de 2013
He abierto el ventanal de tu pecho, he cerrado
entonces esas hojas de carne y he entrado por detrás
de tu palabra a otro jardín más delicioso. He hallado
una espléndida soledad, que me ha hecho fuerte,
o es que más de una vez he sonreído y lo recuerdo,
no vagamente, sino como lo más delicadamente sonoro
de este día en que graciosamente me adentro por detrás
                                                                                              de tu palabra.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 27 de julio de 2013
Hay, de voluptuosas flores, azaleas en el borde mismo
de tu voz. ¿Quién oyó por primera vez el canto,
que en tu pecho amanecía? Azaleas de brillantes colores
para una revolución pacífica; así la canción, de veras
con la vida, contigo, que tienes azaleas en el borde mismo
                                                                                               de tu voz.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 26 de julio de 2013


<<Poesía desdichada. En principio, el poema urgido por la desdicha, pareciera tosco en sus inicios, algo que aún no despunta; sin embargo, todo poema que se precie vence ese obstáculo generalmente, a pesar de la desdicha del autor>>.

F. A.

<<La poética más elevada no ha de ser aquella que más adjetivos utiliza, sino aquella que nace de la entraña más pura o impura incluso>>.

F. A.

<<Todo poema fluctúa entre la realidad y el sueño, pero es el sueño, desde su curiosa verdad, quien reposa fielmente en el poema>>.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 26 de julio de 2013

<<Si el poeta no se desprende un tanto de los versos, suele suceder entonces que el poema no es sino un vómito>>.

F. A.
<<El poema no accede a la belleza si no es porque ésta aparece buscándolo; entonces adviene el poema>>.

F. A.

<<La poesía, no toda, viene a salvar de la cotidianeidad al lenguaje>>.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 26 de julio de 2013
Pareciera una danzarina 'impresionista' sobre el telar de la mañana,
los brazos de azahar,
                                  de coral la cintura,  
                                                                 la lluvia sobre el cuerpo
sonoro de los escenarios.
Flexible como el junco del río, la arteria viva muestra páginas
de luz, donde la danzarina juega a ser la noche y el día.
Llamaradas de voces la aplauden, el singular gesto del público.
La belleza toda que fascinó a la retina, el viento sinuoso
de la danza, han nutrido el pecho y la sangre.

Va, de la marea a la calma, entre bambalinas para después
                    brindar su cielo único.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 25 de julio de 2013
Pudiera ser que visitara esta noche la carpa de los sueños...
En alguna ocasión me he visto en trampolines sobre el agua,
que no fue si no un espejismo, la inutilidad de un salto, cerrados
los ojos, los párpados ajenos a la distancia entre la oscuridad y la luz.
Iré, a buen seguro, a ese páramo distante y escurridizo, tan cercano
a la vez, como el mar que demoraba en llegar siendo niño, las olas
atravesando el pecho, la sal vistiendo la piel del cuerpo, algo desnudo y solo,
amarrado a las sienes, crisol de presencias, ciencia inexacta de la palabra y el hueso.

Pudiera ser que visitara esta noche la carpa de los sueños...

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 25 de julio de 2013
De amanecida los barcos del puerto, con su quilla
de sílabas, se adentran en el mar. Las tormentas
estivales favorecen su navegación, rumbo a la palabra
precisa y preciada. A veces, alzados sobre las olas,
erguidos en el aire, cambian la ruta en pos de abecedarios
ignotos. Las azucenas marinas embriagan el sueño
de los marineros. Voz antigua del mar, que propones
un encuentro y una despedida, ofrece tu ungüento
para el alma de los barcos. De amanecida levan anclas,
las almas del Hades del mar hacia otras radas,
donde vivirse con la luz y con el tiempo, amarradas
a los vientos salinos que soplan, con rotundidad
de luz del mediodía, los velámenes izados.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 23 de julio de 2013
Me pides que te dé una metáfora de sexos
cóncavos,
                 convexos,
                                  o que te ofrezca la piel,
nunca la rutina de las manos, el ángel
azul marchito como la flor que calló a la tierra
en día de terral.
Después, la sangre, la avaricia de tus labios,
el ojo que extendió la mirada sobre el cuerpo.
Ahora, en la callada quietud de las sombras, esta luz
tímida que asoma, trae sabor de saliva dulce
frutecida. Ven, más allá de tu metáfora, a confundirte
en un espasmo de amada voz y carne estremecida.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 21 de julio de 2013

Soledades babelizadas en el abismo del pozo;
ni tú, ni yo, hemos reparado en las aguas
oscuras, en el telón sin fondo que la tarde oculta.
Buscando la luz, ansiando la luz, los cuerpos nadan
hasta la superficie de barro y cal, donde algunas aves
esperan morder el húmedo verdor, que espesa los cabellos.
Ahora, en el inesperado encuentro, se halla la metáfora
menos abrupta de la carne. Juntos, ya en el aire, se acercan
las hilanderas del verbo con voz nupcial y pañuelos blancos.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 20 de julio de 2013
La tarde está partida en dos, mitad levante y mitad poniente,
como desafiando a Parménides y ensalzando a Heráclito.
Tú persigues el vuelo rasante de gaviotas, la penúltima ola
que acarició tus pies; eres la tarde, luminosa y abisal,
entre dos columnatas de agua y de fuego.

En los oteros plateados al llegar la noche, adivino
tus pasos, y comprendo que te has ido, para volver
                                                                                  sólo tú sabes.


Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 15 de julio de 2013
Al noroeste de la noche, en el umbral
de la puerta de tu casa, veo como la luz
se interna por las habitaciones, mientras
esta luna de hoy, como un hilillo de sangre,
tiñe tu corazón vibrante que sueña soñar, soñar...
El almidón de tu vestido es tan generoso como tu piel,
amable al tacto, y me conforta. Te he visto pasar,
lírica y acostumbrada, al pequeño jardín donde
eres dueña de la sutil matemática de verdes y blancos y rojos...
Me adentro entonces, hasta ti, junto a ti, para conversar
acerca de nosotros. Al noroeste de la noche
las páginas del estío están repletas de palabras,
nuestras, de gestos y de besos como pan reciente.

Agradezco tu hospitalidad, he de marcharme. Te veré
en la sencillez del día con la voz regada por la límpida
agua que me dejó tu recuerdo.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 15 de julio de 2013
SHIKI

'La luna en los pinos' es un libro de haikus zen.
Ahora está reposando en la estantería
junto a otros libros. Recuerdo haberlo leído
en el corazón del invierno. Versos e ilustraciones
se parecían a un joven río con remansos, y mis
manos lo abrigaban amorosamente mientras
los niños regresaban de la escuela. Se oía
a Juanito nombrar a María; se oían las risas
y una pelota botando en el suelo.

'Sin mi viaje
Y sin la primavera
Me habría perdido este amanecer'.


Los cantos rodados que pueblan las aguas; la algarabía
de niños después del colegio; la luz intensa de México,
que viene a mi memoria. Es julio, ya ves, y dos más dos
podrían ser hermosamente cinco, rememorando a Chagall.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 9 de julio de 2013
Satie, muslos blancos, amados...
Y me dijo, - a veces los años no me dejan ver con claridad.
Luego todo era tan sólo un mar de lluvia sobre los dulces
parabrisas con Satie y muslos blancos, amados...
Fumábamos un cigarrillo. El recuerdo que nombrabas
tenía vocación de niño muerto, entonces levanté
mi mano de su muslo, y abrí la puerta del coche y me dejé
empapar toda la ropa. Sus muslos eran calientes sin embargo,
sus labios, el firme de sus senos. Como pudimos nos amamos,
dentro de un coche con olor a azafrán y a humo de tabaco.

Satie, muslos blancos, amados...

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 9 de julio de 2013
¿Has visto cómo las horas crepusculares llegan a la ciudad?
Siempre de improviso, porque en el paseo marítimo los ojos
están fijos en el mar. Elizabeht McLaren tomaba su café
en el muelle 1, soñaba con tranvías y algún poema extraviado
de su juventud. Las horas crepusculares la envolvieron
con un precioso chal de estrellas marinas. Yo me siento
a contemplar los barcos, sus estelas blancas de misterio,
las luces que hacen sombrearse a las palmeras. Casi todo
es de improviso. Yo dejé escapar años dignos de haberse vivido;
se extraviaron como inútiles objetos cotidianos que buscamos
para no encontrarlos nunca. Pero no quedé substraído al tiempo,
el viento me devolvió una frase importante que revelaría
el paso de aquellos años, casi furtivos, casi locos, casi inciertos...
Cómo no pude besarla ya entrada la noche hice, recogido
en casa, un collage con la tonalidad del niño que aún me habita,
y luego me dormí, y Elisabeht se quedó en el muelle 1, abrigada
y desnuda a la vez, como si tuviera que amanecer allí, aferrada
a su silla, esperando el café de la mañana. Las horas crepusculares
volverán a pasar frente a los ojos de ella, pero no existe
más que un crepúsculo en sus retinas, aquel que la salvó
de haber muerto ahogada en una taza de café.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 9 de julio de 2013
VERDI

Y llegó Verdi después de Verdi; primero vino
a mis 17 años, luego nos encontramos más veces
en varios sueños con olor a octubre y a Roncole.
La vida gira sobre sí misma, hasta que llegó mi abuelo
después de mi abuelo a saludarme. Son reencuentros
con seres queridos en el juego onírico de imágenes
y de palabras. La vida gira sobre sí misma y llegué
después de haber llegado de no recuerdo qué hermoso
lugar donde había dolor también, y las azaleas
se derramaban por la espalda como una lluvia espesa.
Verdi viene a decirme cosas en el mediodía de julio,
a contarme que son fatales los 27 de enero, pero
que Giuseppina Strepponi duerme junto a él el sueño
más sutil y delicado. Milán, oh Milán, Milán ha muerto
como todas las ciudades que llegaron después
de haber llegado. Mi padre siempre toma café escuchando
La Traviata... Yo tomo café con un amigo. Verdi aún
no ha hablado con mi padre, pero él sí le dice ciertas cosas,
que sólo ellos saben. A veces se llega después de haber llegado,
y los acantilados tienen voz de nieve incluso en el estío.

Francisco Aranda Cadenas
Hablarte desde esa corta distancia que propones
será un riesgo, ya que me prendí de tu mirada,
y hago mi particular descenso a los infiernos.
Oculto en tu semblante hay un ramillete de amapolas,
parecido a la doble luz de México en sus atardeceres
casi infinitos, porque la noche allí si tiene a penas nombradía
con que expresar las cosas cotidianas, que nacen y que mueren
de forma tan sencilla como la sed de los colegios.
En las columnatas de tus pómulos reposan las palabras,
que tus ojos expresan sin prolegómenos cuando el amanecer
suele encontrarme a orillas del mar escribiendo versos,
o quitándome la ropa para tirarme de cabeza al agua.

Doble luz de México; ahora estoy solo en mi casa
pensando y sintiendo algo que pudiera ser felizmente
irreparable... Oculto en tu semblante hay un sueño
con peces y pájaros y árboles, la Atlántida de cada día.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 7 de julio de 2013

GORRIONES

Los gorriones se afianzan  a sí mismos en su vuelo;
se cortejan, se enraízan en el aire, liban las gotas
de lluvia cuando la ciudad les brinda su corazón
más sabroso. Ni mansos ni salvajes nos pueblan,
se acercan despaciosos con el sutil anhelo
de unas migas de pan, o algún silbido amable
que les cobije el alma de humildes urbanitas.
Habitan por doquier; allí donde los andenes
de tren, en las cafeterías, en el teatro romano,
sobre las cotidianas aceras, en la higuera centenaria 
junto a la librería del museo Picasso. Se acercan
hasta los puestos del mercado, y parece conversaran
con los afanosos compradores, que meten las viandas
en bolsas de plástico o en cestos de mimbre; viandas
que los gorriones conocen de antemano.
Qué singulares, sencillamente pardos, simples 
en su vuelo, gozosos en el amor sobre cualquier adoquín
de una calle vencida por los años o embellecida por el tiempo.
A veces los convoca el viento y vuelan en formación 
hacia los ramajes; se parecen entonces a un acordeón
de plumas. Aman a los violinistas venidos del este, que interpretan
melodías de Mozart en Calle Nueva, y a las firmes bailarinas
que arrancan por bulerías en la Plaza de la Merced.
De niño los gorriones -alguna vez soñé con uno albino-, me trajeron
la alegría de palabras inscritas en diminutas piedras blancas, 
disputadas a veces a las palomas, o halladas al borde mismo 
del lenguaje cuando, sin no cierto coraje, se balancean 
sobre las espaldas de las muchachas tumbadas al sol, y beben
de sus labios, mientras ellas duermen el sueño, que ya ellos
soñaron sin pretender en lo más mínimo sobrevolar las oníricas
imágenes, las cuales despertarán a las muchachas con estupor
-sus biquinis húmedos-, o grácil serenidad al pie de la tarde.
Si fueran aves del paraíso sucumbirían en breve espacio de tiempo,
pues es la ciudad y sus entresijos, el fulgor del invierno o del estío,
lo que les hace valerse de su delicada grandeza.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 7 de junio de 2013
RESTAURANTE CON BARCAZA

La barcaza más desamarrada del puerto se va con el oleaje. Lleva paisajes de niños muertos y de niños columpiándose al borde de la risa. He visto, como a    borbotones, salir del agua un niño. Porque la barcaza llegó hasta el restaurante hablando en inglés y en mandarín, y todo hacía ruido; quizá porque era aún   de día, estos días primaverales cercanos al verano en la ciudad de Málaga. Ciudad con aviones y grafitis,
y   el hombre del saco llevándose a los niños hasta una cueva infernal. Estaba cenando en ese restaurante amarillo, con fuego de dragones en la cocina, y dientes   de niño hasta en la sopa. Aquella barcaza tibia y húmeda no sabía hablar español, y cantaba canciones lejanas acerca de no sé, pero eran canciones   lejanas. Se notaba en el tono agridulce de la voz y por los instrumentos, antiguos sin duda. Y me abracé al cuerpo de Elizabeth, con mi camisa hecha   girones por las olas de poniente, porque hacía poniente y era bastante molesto. Recuerdo, siendo un chavea, me decía mi padre -quién lo ha visto y quién   lo ve-, que los camiones de pescado que iban a Madrid no regresaban. Mi abuelo conducía un fulitre a pedales y llevaba pescado hasta Madrid. La noche   más imaginaria que haya vivido fue creyendo estar sentado en el regazo de mi abuelo materno. El me daba pescaito, a pellizquitos, con las manos. Yo    era un niño como el de la barcaza. Rotundamente un niño ido con el viento de poniente, con la ventolera que decía mi tía Charo. Ahora, en la carretera de   Almería escribo esto. Lo del restaurante ya pasó, lo de la barcaza, lo de mi abuelo, y toda la 'marimorena'.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 18 de junio de 2013
Porque no era mía la luz, me quedé
absorto en las sombras. Luz
que no fue mía hasta ahora -digo
luz y hablo, y escribo-, te acercas
filtrada por el aire que tampoco
fue mío -digo aire y hablo, y escribo-.
Luz y aire separado de las sombras. NO.
Hombre que soy, saludo y digo adiós,
para buscaros nuevamente mañana. Raíz
de la luz y del aire, ahora sois míos,
como el haz de sombras, como el haz de sombras...

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 17 de junio de 2013
NO HAY PATRIA MAYOR QUE LAS PALABRAS

No hay patria mayor que las palabras. ¿Qué habéis hecho
por nosotros? A vuestra imagen y semejanza, palabras
de ayer, palabras para hoy, para mañana, por los siglos
sin 'amén', sin 'ayes' en el boca. Hizo mucho frío
verdaderamente, un tórrido calor, pero no enmudecieron;
a veces, sonámbulas o insomnes, están ahí, en toda garganta
de hijo de vecina, febriles o serenas -sementera en el aire-,
así, sencillamente, luz que despierta o asesina, que es carne
de todos los semblantes antiguos, palabra nuestra
y de repente, sutil en los caminos, como el triunfo del amor,
                                                                                                   también del odio.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 17 de junio de 2013
                                   
a Elizabeth.

Ahora, que el verano se acerca con luz en los ojos,
y trae brisa y espejismos y la ley antigua de los mares,
es ahora que los viajeros pasarán página al rigor
del frío, se amanecerán sorprendetes sobre la hierba,
nadarán hasta lo más profundo, húmedos hasta el anochecer,
cuando los cuerpos tiemblan en el pecho de otros cuerpos.
Recuerdo el último verano, quiero decir a la muchacha
que me amó, aquella pelirroja insomne... Qué habrá sido
                                                                                             de ella.
Es el alba, amor, brumosa y salínea, la que te llevará
hasta las playas, finalmente todas las mañanas
de tu vida -mediterranía azul-. Regresaré al alba
de tus manos si es posible, este verano que ya se avecina,
con palabras escritas en la arena. A veces el agua
no las borra y quedan indelebles como un castillo infantil,
                                                                                        que la memoria guarda.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 16 de junio de 2013
En calle Larios, donde me dejé el corazón una tarde,
recuerdo los gestos del pasado, la urdimbre
de sombras acariciando las baldosas, el viejo
edificio desde donde me arrojé en sueños.
Era como una antología poética del oleaje
-siluetas blancas y negras-, todo perfumado
de Málaga Virgen y de bronceador para turistas.
Lo que no sé bien es si llegué a amarte verdaderamente,
pero hacía calor hasta en la sangre, y sentí la piel
                                                                                  tan desolada,
                                                                                                         el alma tan desnuda.


Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 16 de junio de 2013
Abro la puerta del bar. Huele a café, a tostadas.
La misma muchacha de siempre en la mesa 12,
que lee el periódico y mira a los demás clientes
de reojo. Los espejos donde se dibujan muslos
de papel y senos de ámbar. Pido mi café, tan sólo
un café con leche y un poco de luz; siempre junto
a la ventana. Se sirven también churros, chocolate,
se dan los buenos días sonriendo. La gente va y viene,
sin prisa; es mañana de sábado. Del techo cuelgan viejas
lámparas -un toque de romanticismo-. Los camareros
van con camiseta blanca y pajarita, los pantalones
son negros. Me tomo mi café y me marcho. Hoy
se presenta inconformista el día; hoy me he quitado
el luto por mis muertos; hoy estoy tan vivo que hablo
en el parque con jóvenes y ancianos, juego con los niños
en el vuelo de columpios, en los toboganes de palabras
con las que hoy construirán su mundo, y yo el mío...

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 14 de junio de 2013


AERÓSTATO

Los maduros relojes que se deslizan por tu pecho,
traen rumor de días con olor a manzanas. Desnuda,
ofreces el clamor de tu piel y su dilatada memoria.
Vienes hacia mí desde los oteros, surcas en aeróstato
por sobre las antiguas viñas. Mis ojos acompañan
el vuelo. Con la lentitud de los mediodías de agosto,
tomas tierra. Tus labios, como dos hilos de luz
crepusculares, tiemblan en el beso. Porque has traído
de nuevo este idioma nuestro hasta la casa, la noche
gime a nuestro lado, mientras somos caligrafiados
por un amor que nada sabe de ser inocentes.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 14 de junio de 2013