El Poeta
Y quién me iba a decir que el viento arrasaría la costa este,
Que el oleaje vencería sobre el recuerdo de mi infancia
En playas de Almería, y quién me iba a decir que escribiría
Versos y mañanas, y extrañas madrugadas con tu nombre,
En el lapicero que caligrafía en el papel incierto de la entraña.
Quién me iba a decir que me aferraría sin embargo a la memoria,
Que procuraría revivir los más nítidos recuerdos, que prolongaría
La estancia en mi palabra más remota, para saber de lo que llamaron
Mi destino, al cual renuncio desde hace ya tiempo, y busco
En lo más íntimo el verbo que me hiere y acaricia la piel, el verbo
Sustantivo que me prolonga hacia más vida si cabe.


Francisco Aranda Cadenas

Málaga, 29 de julio de 2012
Era como andar entre las multitudes, y sin embargo silencio;
La noche se alargaba temeraria por los orificios nasales
De las estrellas, y la luna, mordida por el sol, caía de plano
En una mar casi adolescente y huérfana. Como andar
Entre las multitudes con el silencio a cuestas, la ciudad
Nos repudiaba por fracasados. Pero nosotros andábamos
Despacio con cierto saber de las incertidumbres, y a buen seguro
No moriríamos con queja. El fracaso es la antesala de cierto triunfo
Tal vez, y caminábamos, y seguíamos caminando con la mirada firme
Desentendiéndonos del azar y las casualidades, ya que no existen.

Y andando entre la multitud cargados de silencio, abrimos una puerta
Donde recomenzar la vida, y abrimos los ojos por donde la luz penetra.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 27 de julio de 2012
En la viva raíz del viento hallo, así tan de repente, una girándula
A modo de oleaje de la que sale un caballo al galope. Creo
Que es un breve sueño infantil, una imagen destinada a esclarecerse.
Veredas que recorre el caballo de papel maché, a modo de marioneta,
Quién lo maneja sino las manos de un niño. En la viva raíz del viento
Hay nómadas y carromatos hacia el norte, un velero con el velamen
Desplegado, navegando con incierto rumbo. Si llegas a contemplar
Todo esto, sabe que es un sueño, un sueño infantil hecho presente
En mi memoria, y que ahora digo en estos versos.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, en julio de 2012
Es como una manía, una obsesión, el ir a buscarte
A esta playa redonda como un mundo, y pedirte
Siquiera unas palabras. Tengo para ti un poema
Siempre, que tú lees con ademán distraído.
Con ademán distraído, pensando en quién sabe
Qué cosas, mirando al horizonte, mientras
Yo mendigo tus palabras; es inútil, es como
Sostener un castillo de arena en la orilla. Tú,
Estás en otro lugar cuando te veo, cuando me marcho
De repente. Las manos tuyas de ayer se han olvidado
De mi piel, y tus ojos no saben ya de mí. Pero te busco,
Y sólo encuentro un fantasma ausente y me pregunto,
Qué hay en tu semblante que me parece tan extraño.
Ligeramente te abraza la brisa y entonces dices
Un verso que aprendiste de niña acerca del mar
Y sus misterios, del verano que se expresa lento
Como una tortuga de fuego, del primer libro que leíste
Y era madrugada, y estabas desnuda sobre una toalla
En la arena, el mar besando tus pies, los peces voladores
Caligrafiando el aire... Vengo a buscarte nuevamente
A ésta tu playa, y estás como dormida, como en un lejano
Sueño. Ocurre hoy que me pides no regrese más, mientras
Contemplo por última vez tu rostro y la belleza de tu cuerpo.
Tan sólo unas últimas palabras salen de mi boca,
Como si acabara de encontrarte:
Ti vedo stanca, hai le borse sotto gli occhi, come ti trovi?


Francisco Aranda Cadenas

Málaga, en julio de 2012
"Me abandono a las sorpresas que me brinda la poesía al escribir".

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, julio de 2012
Había un acantilado formado por palabras que daba al mar.
Yo subía y bajaba por él  cogiendo letras en el camino;
Llevaba una pequeña bolsa donde las iba depositando.
A veces llovía y hacía verdaderamente viento del norte,
Me aferraba entonces a los verbos y a los sustantivos
Para no caer al vacío, aunque en alguna ocasión me hubiera
Abandonado al mar, porque sus aguas, azul añil, tenían
La transparencia de un buen sueño. Cuando llené mi bolsa
Con todas las letras necesarias para componer un poema,
Ya en la cima del acantilado, me adentré en el camino
De un bosque y en la madera de un árbol imprimí mi poema,
Un alumbramiento iluminó los ramajes, y supe que la vida
Era sencilla, que la poesía era a todas luces necesaria.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 19 de julio de 2012

GOYESCA

Fue la nieve la de un día la de tiempo atrás aquel silencio
Sordo que fue sobre las ciudades el metal de ángulos rectos
El tumulto que llevaba su corazón sobre su mano secos los ojos
Ya sin posibilidad de ver las palabras jironeadas sin verbo y luego
Las sirenas de ambulancia las manifestaciones el ¡qué se jodan!
Del Congreso de los diputados la nuez de las gargantas pisoteadas
Los mineros por las calles junto al pueblo de Madrid pero fue la nieve
De un día a cal y canto la que comenzó a caer sobre la península Ibérica
Con color de carmín de puta corrido y falso rimel lloraban los niños lloran
Las niñas que leen a medio dormir en los comedores escolares esto es una mierda
Le dijo llorando pero tú sabías sonreir y él y ella y terminaron por usar
El papel de periódico para liar los bocadillos de la merienda porque a pesar
De todo es estío y saben sonreir y reírse a carcajadas y desperezarse sobre la hierba
De un día la de un día que fue como la nieve esa nieve fría de más que cae
                                                                                                   Sobre la península Ibérica.


Francisco Aranda Cadenas

Málaga, junio de 2012
Nada puede absolverme, ni sacerdotes ni dioses, ni demonios siquiera,
Quizá mi propia humanidad me absuelva; sólo eso, sí, mi humanidad.
Y los ángeles, que salten a la comba entre las nubes, que yo caeré
Al barro una y otra vez porque la arcilla sabe lo que no saben los cielos,
Y las palabras se inscriben en el cuerpo con más luz después de levantarme.


Francisco Aranda Cadenas

Málaga, en julio de 2012